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Se me hizo difícil empezar estas palabras, la
verdad con todo lo que está pasando, tratando de pensar siempre que la vida es
Bella, a veces esta misma vida nos muestra cosas que no podemos procesar y que
nos lastiman, siempre pensando en positivo: ¿que será lo que la vida quiere que
aprenda de esta situación que estoy viviendo? ¿Es necesario pasar por esto?...
Tengo miles de preguntas más, pero definitivamente no voy a encontrar las
respuestas; hay veces que nos sentimos atrapados, como si de pronto hubiéramos
perdido la capacidad de poder resolver algunas situaciones, nos sentimos como
si nos hubieran vendado los ojos y no podemos ver más que oscuridad, y eso la
verdad nos tira abajo cualquier entusiasmo de seguir aprendiendo, de seguir
creciendo como personas, de levantarnos antes las adversidades; a veces nos llegamos
a preguntar ¿Qué hacemos en este mundo?... siiiii, pregunta existencial que nos
mueve a seguir, pero nos hacemos esa pregunta, porque algunas situaciones nos ponen
en esa encrucijada. Pero bueno, quiero llegar al tema central del que quiero
que reflexionemos, porque en la vida nos pueden pasar muchas cosas, pasar por
muchos sufrimiento, pasar por adversidades inmensas, pero nunca nos tenemos que
olvidar que somos humanos, que importan más las cosas simples, que las cosas
materiales, que importa más el bien que el mal, que importa más la honestidad y
la verdad que las injurias y las mentiras, que importa más lo que podemos
cambiar que afirmar que no se puede… y , entonces, ¿Que importa más que nada en
esta vida? Creo que es sencillo y que todos seguramente ya lo tienen ahí en la
punta de la lengua… si, si, LA FELICIDAD… palabra tan ausente, tan
desmoralizada, tan profunda y usada tan despectivamente como “estoy feliz
porque me compre un auto!”, ¿Tan errados estamos que la felicidad se transformó solo en ser feliz
por las cosas que puedo conseguir o comprar? ¿De verdad pensamos que eso es
felicidad?... si pensamos un poquito y nos vamos a nuestros momentos de pura
felicidad creo que no es comprarse un auto, pensa, ¿Que es lo que realmente te
hace feliz? Creo que tenemos que pensar mucho, que no tenemos que olvidamos que
vinimos a esta vida a ser felices, creo que tenemos que valorar más las cositas
sencillas, como despertar, como respirar, como poder decirle a alguien lo importante
que es para uno, como tomarse un café tranquilo en el sillón escuchando la música
que más les gusta, o inclusive cosa muchos más básicas, feliz de poder comer
todos los días, feliz de poder hablar y expresarse, feliz de poder ver, feliz
de poder escuchar, feliz de poder sentir el aire en nuestra piel, feliz de
VIVIR.
Pero lo que más
necesito que pensemos hoy es: ¿De verdad piensan que odiando van a ganar algo? No nos tiene que invadir ni
el odio ni la envidia, son dos sentimientos que no nos dejan disfrutar de la
vida, nos llevan a desear a los demás cosas que ni a nosotros mismos nos desearíamos,
nos nula la conciencia y no nos permite avanzar… y hay que seguir, no queda
otra, no hay que perder el tiempo mirando lo que el otro hace o deja de hacer,
solo hay que seguir…
Quiero hacer una reflexión
más, a veces las mayores enseñanzas en esta vida nos la dan seres que
subestimamos demasiado uno son los niños (que no tienen prejuicios) y también los
animales, ellos si saben ser FELICES. Hace ya un tiempo que trabajo de
voluntaria en una fundación de animales discapacitados, y la enseñanza que han
dejado a mi vida es inmensa, que no se puede cuantificar, ellos me han enseñado
que pese a tener que volver a empezar con sus vidas, ellos siguen, ellos
vuelven a confiar, ellos vuelven a amar más allá de cualquier maldad que les
hicieron en sus vidas, y ellos son FELICES, aprendamos de ellos, ellos carecen
de autocompasión, y la verdad no se preguntan ¿A que vine a esta vida?, simplemente
se adaptan y siguen, nada los frena, porque simplemente se dan cuenta que
vinieron a este mundo solo a ser seres Felices, y disfrutan cada día que esta
vida les da…
Quiero terminar
diciendo : ninguna vida es más valiosa que otra, acompaño a la familia de Solange,
que murió sin poder saludar a su padre, sin poder despedirse de él con el
abrazo que se venían prometiendo desde marzo, pero también me preguntaba
mientras escuchaba esta triste noticia, ¿No existe la empatía?, ¿Este virus nos
está nublando el sentido común?, a mí me asusta más la falta de empatía que el
COVID-19… solo era el último abrazo, ese que todos esperamos cuando nos estamos
por ir para siempre. Espero que la familia pueda reponerse de esta triste
perdida y que la recuerden siempre como ella era “Una persona
excepcional. Con mucho corazón, siempre ayudando a la gente, hasta por ahí
se olvidaba de vivir ella para ayudar a los demás”… Aprendamos de Solange.
Amemos, vivamos, sigamos, la vida es bella, pero también es
corta para desperdiciarla en odiar. También perdonemos pero lo más importante
NOS PERDONEMOS.
(La ilustración que les dejo es la de uno de nuestros rescatados
en la fundación para que vean que si no pueden caminar en esta vida, se puede
rodar)
Hasta que nos volvamos a leer.